¿Recuerdan aquella época en la que todo nos sorprendía? Y no, no me refiero a nuestra infancia, sino a los años en donde la palabra SPOILER no formaba parte común del vocabulario. Por increíble que parezca, existió un tiempo cuando nos emocionaba al borde del llanto ver en las pantallas de cine el trailer de una película por estrenarse, o cuando se anunciaba el más reciente videojuego de nuestra saga favorita. Pues bien, ese sentimiento provocado por la incertidumbre de no tener una noción concreta de lo que estaba por venir, lentamente se ha extinto por la aparición cada día más constante de un ente abominable cuya naturaleza pareciera estar destinada a terminar para siempre con nuestra capacidad de asombro.
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Las filtraciones y la industria del entretenimiento han entablado una relación inquebrantable. Cada semana, sale a la luz información al respecto de algún filme que está en desarrollo, donde se dan a conocer detalles muy precisos sobre la trama de éste –si no es que la historia completa-, además de fotos y videos que muestran escenas desde el set de grabación. A lo anterior, debe añadirse la innumerable cantidad de avances que las compañías dan a conocer una vez que se acerca la fecha de estreno, dejando un muy pequeño porcentaje que pueda sorprendernos cuando finalmente estemos en nuestras butacas en espera por que la cinta comience.
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El mismo problema ha afectado a los juegos de video. No hace falta esperar a que alguna desarrolladora anuncie triunfalmente su nuevo catálogo de productos, de eso se encargan días o semanas antes personas que filtran a detalle todo lo que está por venir para dicha empresa. He ahí el caso de Ubisoft con su más reciente título de la saga Assassin’s Creed o las conferencias de E3, en donde la mayoría de títulos que fueron mostrados ya eran del conocimiento público. Muy poco queda de ese tiempo en donde ovaciones grandiosas se desataban al mirar por primera vez un producto completamente desconocido.
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Tal fenómeno suele agravarse debido a los cientos de spoilers que una gran cantidad de individuos sienten la necesidad de hacer, develando segmentos de suma importancia en el desarrollo de una serie televisiva o cualquiera de los ejemplos anteriores, que terminan por arruinar de igual modo nuestra sorpresa por observarlo en el instante.
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Diversos sitios en Internet (así como las redes sociales), han propiciado esta práctica que, si bien no afecta en una escala mayor a la industria o sus consumidores, sí ha causado un deterioro en la conducta de estos últimos, al recibir con cada vez menor entusiasmo los anuncios recién hechos. Es en esta instancia cuando nuestra curiosidad y el afán de conocimiento que solemos desarrollar por algún medio, entra en conflicto con la cantidad de información que deseamos saber al respecto.
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Ya sea que formen parte de una campaña utilizada por las empresas para generar expectativa en torno a sus lanzamientos, o que sean realmente descuidos que terminan por llegar a las manos de alguien que no dudará para difundirlos por toda la Internet, las filtraciones de información han creado una gran polémica sobre lo que debería o no difundirse en medios especializados. El remedio pareciera simple, ignorar las noticias que contengan este tipo de información, pero hacerlo resulta complicado cuando éstas aparecen en las páginas principales de los sitios informativos con letras remarcadas imposibles de eludir.
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¿Regresarán aquellos días de gloria donde nuestro asombro salga a relucir frecuentemente? Triste, pero es casi tan probable como que un oso polar vuele para cruzar el Atlántico.
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